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Si por algo se ha caracterizado Europa después de la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial, es por fundar su reconstrucción política, económica y social sobre la base de unos valores compartidos que caracterizan y son la esencia de una verdadera democracia, del modelo democrático en torno al cual hemos construido una identidad política propia, como cortafuegos contra toda tentación autoritaria o dictatorial.
Estos valores, y entre ellos el de respeto y defensa de los derechos humanos, se han inscrito no solo en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, sino en los propios tratados fundacionales de la actual Unión Europea y clarament proclamados en la Carta de derechos Fundamentales de la Unión y en todas y cada una de las Constituciones de los países miembros tanto de la Unión Europea, como del Consejo de Europa.
No obstante, y por muy diversas circunstancias que no podemos analizar en su diversidad en estas breves líneas, dichos valores democráticos están sufriendo una importante crisis en el contexto de la ciudadanía europea, e incluso con respecto a su confianza en las instituciones democráticas.
Parece este un momento propicio para impulsar un espacio de reflexión sobre este fenómeno, utilizando para ello el formidable instrumento del cine, que se ha convertido en su más de un siglo de existencia en un fenómeno cultural y social de primer orden. El desarrollo de la industria cinematográfica a nivel mundial supone la salida al mercado, todos los años, de miles de películas en diferentes países que encuentran en general, grandes dificultades, en cuanto a su divulgación se refiere.
36 PELÍCULAS
ALEMANIA – AUSTRIA – BULGARIA – FRANCIA -ITALIA – REINO UNIDO – RUMANÍA – REPÚBLICA CHECA- UCRANIA – ESPAÑA